miércoles, 1 de junio de 2011

Entrevista al autor de la novela La ventana de cristal

                                  

De la ventana de cristal se ha dicho:

Tras la lectura de Una ventana de cristal veo muchas vidas pasar por ese húmedo cristal, mojado por lágrimas o por lluvia, luego de haber sido como un polvoriento trasluz de un siglo congelado y que ahora conforma vívidos sueños, transparencias veladas por una común angustia: es un libro-ventana para penetrar en lo más oscuro de seres que son mujeres y hombres que yo conozco.

Estrella Fresnillo Díaz
Pedro Pablo Pérez Santiesteban urge lo que ha permanecido latente en gran parte de su obra: el dolor de su Isla y, a pesar de pintar la angustia existencial, la desolación ciudadana, la frustración personal, la locura gubernamental, hace, que si bien lo claustrofóbico esté presente, no así lo fantasmal «kafkiano», porque en el delineamiento del contexto nada es irreal, nada es fantasía, el hombre sabe qué fuerzas lo atemorizan y se identifica en algunas generaciones como víctima de la traición y, en otras, de la mala suerte.

Carmenluisa Pinto
La manera de narrar es estupenda, maravilla al lector, lo pega a la silla, lo excita, le humedece la mirada.Te felicito por este excelente trabajo, mucho se hablará de La Ventana de Cristal.

Ernesto Ravelo


La ventana de cristal inspiró:


Frente a mi ventana de cristal


Aquí estoy frente a mi ventana de cristal.
A veces me llega el bullicio,
la brisa con olor a salitre, una ola perdida,
el aroma penetrante de un jazmín de noche.

Pero ahora no.
Repentinamente se empaña,
nada exterior alcanza mis sentidos.

Mi vida corre
—en la ventana, en el cristal—
cual película veloz
y se confunde el tiempo con el viento,
la lágrima con la sonrisa,
la cicatriz con el beso.

Mis años se abrazan al recuerdo
mientras un colibrí,
con su sempiterno aletear,
deja caer en mi regazo
una muñeca rubia de ojos muy azules,
tan azules como el mar…
ese mismo mar
que vuelvo a divisar desde
mi ventana de cristal.

Josefina Ezpeleta


Déjame romper entonces
esa ventana
para llegar hasta el poeta
que escribe su pasión en cada verso
y que en cada camino
la hierba lo acompaña
dejando el claroscuro
de la melancolía de un viaje
ese que no termina nunca.

Teresa Coraspe




Amanda

Amanda contempla el océano desde su ventana de cristal,
escuchando una voz que la llama desde los corales y algas.
Voz grave que cabalga sobre un hipocampo gigante,
y se acerca al malecón dormido.
Crujen sus dientes, sus frágiles puños destrozan el vidrio
y de su espalda brotan alas de abejorro.
Sale al viento violeta de la noche persiguiendo la voz,
confundida con los cantos de ballena.
Y descubre en las aguas plateadas por la luna, cadáveres
que flotan a la deriva y entonan un himno luctuoso.
La niña cae al mundo líquido, nada entre los ahogados,
cierra el horror de sus miradas, busca la voz
de sal y descubre la sonrisa de su padre.
Lo abraza, lo besa, es verde su carne, comida de peces
despiadados.
Amanda abandona el mar y a vuelo rasante va guiando
a sus muertos hacia la costa.
Ernesto Ravelo

Yo también quiero mirar por la ventana


Déjame yo ahora también poder mirar
Poder mirar por esa ventana
Esa que antes no era de cristal
Pero que por ella yo miraba
Miraba en la lejanía de Cuba; mi mar.
Antes era de madera tallada
Y nunca por ella se observó el mal
Pero que bella la ventana
Fuera de madera o cristal.
Cuando por ella hemos visto
A nuestra cuba soñar
Soñar con una vida hermosa
Soñar con la libertad.
Quiero mirar ahora por tu ventana
Tan bella, de fino cristal
Y ver si puedo de una vez hallar
Cuando será ese día que emocionada
Yo vea por la ventana de cristal
Una Cuba en completa libertad.

Norma Díaz.